Nuestras fincas ubicadas en San Rafael reciben el agua pura del río Diamante,
las brisas de un clima continental que marca, con las amplias diferencias
de temperatura entre el día y la noche, el ritmo exacto de maduración de los mejores frutos.
La altura sobre el nivel del mar oscila entre los 600 y los 800 con suelos arcilloso-arenosos
conformados por sedimentos aluvionales, ricos en calcio y material orgánico.
Todas estas variables son las deseadas para que la producción de vides sea excepcional.
A estos factores hay que agregarles la nieve, abundante en la cordillera,
que posibilita, luego, un mayor caudal de aguas de riego.
Con lluvias promedio de 190 mm de octubre a marzo, su clima es seco
y la temperatura promedio es baja de 14,8 grados. Allí las variedades implantadas,
con todos los cuidados que les son dedicados, darán lugar a vinos con pura identidad de San Rafael.